lunes, octubre 23, 2006

El príncipe ignoto

Ahí vas príncipe. La inocencia te sigue detrás.

¿Te sigue naturalmente o la estás buscando? Prométeme q es un pesar q llevas sin querer. Déjame notar en tu mirada lo q le oculto al mundo. Déjame creer q somos ambos los q lo represamos. Déjame ver a través de tus ojos sin miedo. Déjame estar. Déjame serte.

El mundo se apagó. No importó dónde ni q. solo importo no tener q guardar nuestro tesoro de la vista de nadie. Ese tesoro q nadie quiere robar. Ese q todos abandonaron. Ese q no dejamos, q amamos, q no se nos fue y debía. Ese q no nos hace especiales, sino, no nos agrupa con nadie en este planeta.

Ahí vas. Solo. Y yo me muero del dolor por no poder cambiar eso.

Muero también de miedo. ¿Realmente existís? ¿No te soñé? ¿Me volverías a dar la posibilidad de hacerte feliz? ¿De quererte?

¿Q sería de mi sin vos? Príncipe ignoto.

Gracias por darme vida. Gracias por hacerme creer en mí. En ese sentimiento superior a todo humano. Gracias por existir.

Y te deseo, si. Como jamás desee nada. Pero no te necesito. Solo necesito saber q existís. Y eso pude comprobarlo. Existís y sos lo q creí q eras. Un niño con alas encerrado en un disfraz de un adulto.

¿Vas a dejar q te obligue a desnudarte ante mi? ¿Tendrías vergüenza, en mi presencia, de ser lo único q te hace resplandecer en este brillante mundo?

¿Tendrías el valor q yo no tengo de mostrarme, de decirme q si?

¿Tendrías las agallas de decirme q no?

Tu respuesta es indiferente. Nadie jamás va a ocupar tu lugar en mi vida. Nunca voy a dejar de verte como te veo. Especial. Nunca, no importa q, vas a dejar de ser mi niño con alas en un traje de adulto. Nunca vas a dejar de ser vos. Nunca lo hagas. Nunca…

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