lunes, marzo 17, 2008

Carta clara N°1: De la templanza.

Buen día:
Te escribo esta carta para agradecerte por volver a volcar una sonrisa y risa en mí después de tanta oscuridad.
Es al día de hoy que no puedo olvidar aquellos días de desvelo en el loft. Dónde me enseñaste lo que es estar enamorado. Los días en los que me cubrías para poder estar o esquivar a mis amores perdidos.
Me acompañaste en los momentos más duros y estuviste ahí para mostrarme que no todo es brillante como el oro o duro como el diamante. Llegué a pensar en que te equivocabas, a tener miedo de pedirte algún consejo; pero es al día de hoy que realicé que el equivocado era yo, el confundido.
Y ya no dudo esto: Sos mi alma gemelo. Mi parte masculina y mi fuerza. Mi verdad. Y lo digo de una forma completamente espiritual y más allá de lo terrenal.
Y te necesito más que nunca. Para que completes mis ilusiones con tu seguridad y consigamos asi lo que tanto ansío, mi esperanza. Vení a hacer de mi mundo de sueños un mundo de realidades; a hacerme creer lo que digo y siento. A asegurarme.
Cumplamos el primer sueño que siempre tuve y tuvimos. Vivamos.
Descuidemos lo material y protejamos nuestra única cosa de la que realmente somos medio-dueños: este alma que compartimos.
Este amor divino, que solo Dios puede albergar en su corazón. El único sentir que no se polariza: Nunca me amarás más ni me amarás menos, sólo me amarás; como lo hago yo.
Porque con vos mi suerte hace más que sólo duplicarse, mi suerte se transforma en tuya, mi suerte es.
Vivamos la vida del "otro". Compartamos lo que no es nuestro mas que de nosotros, eso incompartible de nuestro único y sólo ser, su esencia.

1 comentario:

Arq. Javier Marra dijo...

puma vos
si que andassssss

sos un niñoooooooo

y eso es lo mejor que pude ser un uno...